martes, 29 de diciembre de 2009

El balance de fin de año

Cuando llega el final de cada año, algo casi inconciente nos invita a revisar lo que hicimos y no hicimos durante el año que está por terminar. Hacemos algo así como volver a ver la película desde el primero de enero del año en curso hasta el día presente, y generalmente volvemos a repetir escenas que queremos rehacer, o editar, o quizás escribir de nuevo... Tal vez borrar ciertos hechos que no debieron suceder, y llenar esos espacios con nuevas escenas que, en nuestras fantasias, cumplan con todo lo que debió ser y no fue.
Personalmente, en este 2009 que está por terminar, sólo quisiera cambiar unas pocas cosas porque en el balance general, todo, o casi todo, fue una gran experiencia llena de aprendizajes y ganancias totales. Puedo decir que, en lo que se refiere a mi vida académica, fue el mejor año de toda mi vida. Me queda un dulce sabor del deber cumplido, de miles de nuevas cosas aprendidas, y otras ganadas. Me queda la sensación, por primera vez en mi vida, de haber puesto las bases de una gran construcción que se debe armar día a día, constantemente y sin parar, y además, me queda ese sentimiento de querer seguir construyendo...
En mi vida personal, son contradictorios los sentimientos. Ana María comenzó su escuela. Luego de dos hermosos años en un maravilloso jardín infantil, en donde pudo desarrollar mucho de su potencial cognoscitivo y artístico, y aprender un poco de inglés, pasó a la escuela. Un sitio que Ana María ha logrado disfrutar mucho. Gente maravillosa, siempre dispuesta a ayudar y a hacer que los niños crezcan intelectual y socialmente. Un ambiente francohablante, pues es como debe ser en Quebec, amigable y accesible. Profesionales en función de los niños, con amor por ellos. Esto hace parte de mi felicidad en este año también. En estos pocos meses, Ana María ha aprendido francés y eso se agrega a la gran oportunidad que ella, y todos, tenemos en este lugar de Canadá, que es aprender tres idiomas: inglés, francés y español. Espero que sea el comienzo para ella de un camino llego de hermosos aprendizajes y enriquecedoras experiencias.
Como siempre, no todo puede ser perfecto. Hay cosas que no han resultado del todo bien, y que ya no sé si será posible mejorar. Debo confesar que no sé si me queden energías para mejorar aquellas cosas de las que a veces siento que no tienen remedio... Espero señales, sin embargo, las que tenido hasta ahora me indican que no hay mucho qué hacer. En fin, es algo que se debe revisar y es la parte del balance que debo evaluar si verdaderamente vale la pena trabajar por eso o no. Creo que el tiempo dirá qué se debe hacer en su momento.
Otro aprendizaje que me ha quedado fue descubrir los verdaderos lazos de compañía y amistad a pesar de la distancia y el tiempo. Descubrir con quienes cuento en un momento de soledad o de tristeza o de alegría, poder compartir con un ser que entiende mi sentir esas cosas que me pasan. Fue realmente edificante aprender esto.

Por último, quisiera que mi querida familia, allá en Colombia, pudiera salir adelante, obtener logros que les den un aire de satisfacción y de ganas de continuar adelante. Sé muy bien que las cosas son duras y difíciles a veces y que son aún más agotadoras cuando no se cuenta con los recursos suficientes. Pero ¿qué se le puede hacer cuando no se cuenta con ellos? Yo quisiera tener la respuesta... Sólo puedo decir que por el hecho de que no se cuenta con los recursos no podemos echarnos a la pena y dar todo por perdido o inalcanzable. Quisiera que todos comprendieran que la vida, y todo lo ella significa, es un proyecto que podemos y debemos hacer realizable y sostenible. En la medida que ésto sea así, se podrán escalar los pasos necesarios para alcanzar las metas. Quizás sea más demorado, más árduo el trabajo, más complicado llegar... pero será más satisfactorio lograrlo.
Este balance del año me deja grandísimas alegrías, muchas satisfacciones y algunas tristezas, pero puedo decir que me queda todo lo que he ganado, todo lo que ahora sé y que antes no sabía, y todo lo que descubrí que puedo lograr. Quisiera contagiarle este sentimiento a muchos, pero más a los que quiero. Además quisiera tener este sentimiento y entusiasmo por largo, largo tiempo.

Gracias a la vida por este año más de vida y de experiencias maravillosas.

martes, 17 de noviembre de 2009

Cumpleaños de Andrés Felipe Páez

A Felipe

Estaba en la iglesia
de rodillas suplicando
por la vida tuya, por tu existir
lejos de todo y de todos
en donde las montañas son un nudo
y el viento llega después de haber pasado por más allá.

Como era tan alta aquella montaña,
que besaba las huellas que Dios deja en las nubes,
creo que fue por eso que él me escuchó
y dio un soplo de vida a tu cuerpecito,
que temblaba de miedo en aquella infinita oscuridad.

Luego viste la luz, después
la luz nos dejó verte, tan pequeño, tan frágil
y al mismo tiempo tan fuerte,
tan capaz de sobrepasar las más desconocidas fuerzas
de naturaleza indómita y salvaje,
que se ensaña con los más pequeños
para probar que de verdad son fuertes,
que son guerreros de la vida para venir
a morir un poco cada día.
Estaba de rodillas suplicando
y Dios me escuchó…

Y hoy son dieciséis años
que habitas entre estos bosques de gente,
entre las montañas que ahora
ya no han vuelto a besar
las huellas que Dios deja en las nubes
al caminar…

jueves, 29 de octubre de 2009

Crónica de una muerte anunciada. Guía crítica.

Encontré un libro bastante interesante sobre Crónica de una muerte anunciada, la célebre novela de Gabriel García Márquez. El autor de la guía crítica es Stephen Hart y pertenece a una colección llamada Critical Guides to Spanish Text. Es mi intención servir de ayuda a los estudiantes de literatura y, en general, a todo el que esté interesado por la obra del escritor colombiano. La traducción la presentaré en pequeños fragmentos. Comenzaré con la primera parte. Bienvenidos.

Hart, Stephen M. Crónica de una muerte anunciada. Critical Guides to Spanish Texts. London:Grant & Cutler Ltd., 1994. Print.

PRIMERA PARTE


El argumento, la novela detectivesca


El argumento

Los eventos principales de CMV pueden ser rápidamente resumidos. Un hombre rico, Bayardo San Román, llega a un pueblo que no se nombra, se impresiona y se casa con una joven, Ángela Vicario, de origen humilde. El matrimonio se celebra con gran pompa. El barco del obispo se ve en la distancia acercándose a la orilla pero, para desilusion de los habitantes del pueblo, no atraca en el puerto. San Roman descubre en su noche de bodas que Ángela no es virgen y la regresa a la casa de sus padres a la mañana siguiente. Cuando sus hermanos gemelos, Pedro y Pablo, se enteran de que Santiago Nasar fue el culpable, ellos lo matan esa misma mañana, son acusados de asesinato y puestos en prision. La historia es narrada por un investigador que está tratando de reconstruir lo que pasó exactamente; él habla con amigos y familiares del muerto y de los asesinos, lee el expediente del juicio y como resultado escribe el texto que tenemos ante nuestros ojos, Crónica de una muerte anunciada. El argumento esta basado, como ya lo hemos visto, en el asesinato de Cayetano Gentile por parte de Víctor Manuel y José Joaquin Chica en venganza por haberle robado el honor a su hermana, Margarita. Cuando estos eventos suceden en 1951, García Márquez se interesó en ellos por su potencial periodístico y literario. Sin embargo, ninguna referencia sobre el crimen aparecio en los articulos que el escribió en aquel tiempo para El Heraldo de Barranquilla, indudablemente porque sabía que una publicación en los medios ofenderia a su familia. Él consideró convertir los hechos en una novela varios años mas tarde, pero fue disuadido de hacerlo por presión de la familia. Para el momento en que decidio publicar la novela, treinta años después, la tormenta se había calmado:

"La novela está inspirada en un hecho real que sucedió hace 30 años; un asesinato que tiene lugar en un pueblo en Colombia. Yo estuve muy cerca de los participantes en este drama al tiempo que había escrito varias historias cortas pero todavía no había conseguido publicar mi primera novela. Me di cuenta que tenía un material extremadamente importante, pero mi madre se enteró de esto y me pidio que no escribiera nada mientras que los involucrados estuvieran vivos, y entonces me dijo los nombres. Entonces, simplemente lo aplacé. A veces pensaba que el asunto había terminado pero continuaban sucediendo cosas. Si lo hubiera escrito entonces, habría dejado por fuera una gran cantidad de material que era necesario para comprender la historia".

Cuando su madre le informó que todos los participantes habían muerto, él siguió adelante con el proyecto. Otro aspecto importante fue descubrir que los hermanos Víctor Manuel y José Joaquín estaban reacios a cometer el crímen: “el tema no me arrastró de veras sino cuando descubrí, después de pensarlo muchos años, lo que me pareció el elemento esencial: que los dos homicidas no querían cometer el crimen y que habían hecho todo lo posible para que alguien se lo impidiera, y no lo consiguieron”. Poco después de que CMA fuera publicada, varias revistas colombianas publicaron entrevistas con los individuos sobre los cuales el drama estaba basado. Al Día, por ejemplo, publicó una reconstrucción de los eventos el 28 de abril y una completa entrevista con Miguel Palencia Reyes el 12 de mayo de 1981. Esto le permitió a García Márquez subrayar que el drama de su novela era artísticamente más verdadero que las historias contadas a los periodistas en su recolección de datos. […]

Los miembros de su familia que aparecen en la novela con sus nombres reales son: su esposa Mercedes Barcha (quien también ha aparecido en Cien años de soledad), su madre Luisa Santiaga, sus hermanos Luis Enrique y Jaime, su hermana Margot la monja, y su tía Wenefrida Márquez. […]

Introducir personas conocidas en la novela sin darles un seudonimo lo ha llevado a un feedback literario inusual. Luego de leer CMA Luisa Santiago le dijo que se había dado cuenta de que se había pasado toda la vida escondiendo ese nombre tan feo “y ahora se va a conocer en todo el mundo y en todos los idiomas”

(Continuará)

martes, 18 de agosto de 2009

Hoy hace 20 años


Revisando noticias de mi país, Colombia, me di cuenta de que hoy hace veinte años ocurrió el magnicidio de Luis Carlos Galán. Pero pensando en esto, también pude notar que las personas de mi generación hemos sido testigos de nuestra violenta historia reciente. Por lo menos yo, trato de hacer un inventario y lo primero que viene a mi memoria, no por el hecho sino por la pérdida que sufrimos en mi familia, es el asesinato de un senador Motta allá por el año de 1981. Vivíamos en la cra 9 con calle 106 de Bogotá y ya ni sé si fue en la noche o en la mañana, el senador fue asesinado entre su carro en frente de su casa. Esa mañana, la cuadra estaba llena de policia y ejército. Teníamos un hermoso perro pastor alemán y todas las mañanas salía a dar su vuelta y al regresar se echaba frente al portón y esperaba que le abrieran la puerta. Pero casualmente ese día nuestra mascota jamás regresó. Buscamos por todo el barrio y más allá, ese y muchos otros días, el caso fue que no apareció y llegamos a la conclusión de que la policia se lo robó... ¡qué paradójico!

Luego recuerdo que siendo estudiante estaba sentada en el auditorio de la Universidad Jorge Tadeo Lozano viendo "Koyaniskatzi", un tanto aburrida por cierto, cuando nos sacaron rapidamente del recinto diciendo que debíamos salir porque iban a cerrar la universidad. Fue el 6 de noviembre de 1985, día de la toma del Palacio de Justicia por parte del entonces grupo guerrillero M-19. Creo que de todos es conocido el hecho y la tragedia de dantescas proporciones.

El asesinato de Guillermo Cano, director del periodico El Espectador en 1986. Posteriormente, este hecho que mencioné al comienzo, el asesinato de Galán el 18 de agosto de 1989. Al día siguiente todos los que encontré sentían como yo un infinito desconsuelo y la sensación de vivir sin ninguna esperanza en el futuro. El 2 de septiembre de 1989, era un sabado por la mañana y me despertó un crujir de la tierra, era la bomba que destruyó gran parte de las instalaciones de El Espectador; días después, por cuestiones de mi trabajo, tuve que ir al periodico a revisar un material publicitario y pude ver directamente la destrucción y el caos provocado por este demencial atentado. Puedo decir que sentí miedo y al mismo tiempo tristeza...
El mismo año, el 6 de diciembre, iba camino a mi trabajo que quedaba ubicado en el sector de Quinta Paredes en Bogotá. Escuchábamos en el radio del carro un programa radial que se llamaba El zoológico de la mañana, y quedamos pasmados con la noticia del atentado al edificio del DAS, pero fue aterrador ver pasar camionetas que trasportaban los heridos llenos de sangre camino a la Caja de Previsión en el CAN, uno de los centros que recibió muchos de los heridos de esta terrible fatalidad. Personas que no tenían nada que ver con la entidad, cuidadanos del común que casualmente pasaban por allí, gente como uno... La onda explosiva llegó hasta los ventanales de las oficinas donde yo trabajaba y de nuevo esa sensación de inseguridad se apoderó de mi y de muchos a mi alrededor pero, desafortunadamente, muy rápido nos acostumbramos a convivir con ella.

Finalmente, trabajaba yo en la Secretaría de Hacienda Distrital en el pabellón 28 de Corferias, el día en que le cobraron con la vida a Jaime Garzón el deseo de vivir en un mejor país. El terrible hecho se perpetró justo al frente de la entrada a mi sitio de trabajo. Como todo sucedió muy temprano, no estuve presente, pero al lleguar encontré ese pequeño caos que generan las multitudes curiosas y morbosas. Y ahora me quedo pensando, esto es lo poco que llega a mi memoria en este instante, y es demasiado... Son demasiadas muertes, demasiados atentados, excesiva violencia y tristemente desmesurado nuestro conformismo. Y eso que no cuento las muertes de los hombres del "otro" lado: Pablo Escobar, Rodriguez Gacha y otros. Muchos de mis compatriotas ni se acordarán, otros pensarán que me lo inventé... No, todo lo que he dicho forma parte de mi experiencia y está archivado en mi memoria. Y las personas que conozco que apenas saben algo de mi país, se quedan aterradas de esto que he contado. Lo más triste de todo es que la situación no ha cambiado mucho.

lunes, 1 de junio de 2009

El cumpleaños de Mónica

Celebrar el cumpleaños es algo que, en mi opinión, provoca sentimientos encontrados. De una parte, está la sensación de la experiencia adquirida, la seguridad y de vez en cuando la estabilidad que se consolida. Quizás esto último no aplique mucho en nuestro país, y para decir la verdad, en ninguna parte del mundo por estos días, así que podría ser un consuelo. Por otro lado, los cumpleaños suelen recordarle a uno los años que van pasando, los logros que no hemos alcanzado, los amores olvidados, los momentos de infancia que poco a poco se van desvaneciendo en el profundo océano de la memoria... A veces me parece cruel cumplir años. Sin embargo, son los años los que nos permiten saborear la vida, comparar lo que tenemos ahora con lo que poseíamos antes; son los años los que nos permiten saber que ahora somos más maduros, más sabios, menos superficiales, más profundos y en ocasiones más prácticos.

Esta mañana me acordé del cumpleaños de mi hermana menor, quien por mucho tiempo fue mi "hermanita" --y sigue siéndolo, y en mi mente emergió de entre los recuerdos el día que ella nació. Lo tengo claro porque yo ya tenía bastantes años en aquel entonces. Era una niña graciosa, gordita, sonriente y después de dos meses mi mamá logró --no sé cómo-- que tuviera unos hermosos rizos con toques dorados. Un día mi madre llamó al fotógrafo, nos tomamos muchas fotos y creo que de todos mis hermanos, es la única que tiene esa colección de fotografías, ¡es muy gracioso! Ahora es tan fácil, con las nuevas cámaras y el internet... todo el mundo tiene fotos de todo el mundo, y además se pueden ver desde cualquier lugar del mundo y a la hora que a uno le plazca.

Pero vuelvo al tema principal, el cumpleaños de mi hermana Mónica. Una persona muy especial. En algunos aspectos, no sé si para bien o para mal, no sé mucho de ella... nos separan muchos años y diferentes maneras de pensar, pero nos une el amor sincero y la seguridad de que podemos contar la una con la otra. No conozco todos sus sueños, pero sé de algunos en los que le puedo dar una mano para que los alcance. Sí conozco sus sentimientos de amor y nobleza por su familia, sí conozco su dedicación y entrega. Sí sé lo valiosa que es como persona y como mujer y estoy totalmente segura de que triunfará en lo que se proponga porque tiene lo que se necesita para hacerlo.

Hoy hermanita, te deseo el mejor cumpleaños de los momentos y que Dios y la vida te permitan ver las oportunidades que tienes para lograr avanzar y lograr lo que te propongas.

Muchas bendiciones, salud y prosperidad!

Con todo nuestro amor, Anita y Mary

viernes, 29 de mayo de 2009

El Día del Español


Encontré en la red un evento virtual organizado por el Instituto Cervantes: El día del Español, que se celebrará el próximo 20 de junio.


El singular evento consiste, entre otras actividades, en seleccionar la palabra favorita en español.El sitio al cual se puede acceder y participar votando es www.eldia.es. Las palabras más votadas serán las protagonistas del día del español, el cual se celebrará en todos los centros del instituto en el mundo.


Desafortunadamente, en Canadá el único Instituto Cervantes está ubicado en Calgary. Montreal no tiene ese privilegio... todavía.
Aprovechen para unirse a esta fiesta y voten por su palabra favorita.


¡Hasta la próxima!

martes, 19 de mayo de 2009

Un jueves por la tarde

A mi Ana María.


Tuve una niña con los ojos hermosos y grandes como dos lunas, como un deseo. Apenas la puse en mi regazo, todavía húmeda y vacilante, ella me miró con esos ojos de cielo y algo en las alas de sus labios que parecía pregunta.-¿Qué quieres saber?- le susurré, jugando a que entendía su gesto.Siempre pensé que mi hija era el ser más bello sobre este planeta. Su piel tan suave y su color de porcelana, sus pestañas que parecían alas de mariposa y esa placidez sublime que reflejaba mientras dormía, parecía un ángel. Me sentí orgullosa de pensar lo que podría hacer con la sangre y las quimeras que latían en su cuerpo.

Cuando nació, me dediqué a contemplarla en todos los momentos, así pasaron meses, pero ese día, sin ningún aviso, la inexpugnable vida hizo caer sobre mi bebé una enfermedad que en pocas horas transformó su magnífica viveza en convulsión extenuante y remota que parecía robármela y entregársela a la muerte. Traté de despertarla, recurrí a todos los secretos curativos, pero sin poder hacer nada, llena de angustia y de terror la llevé hasta el hospital. Allí me la arrebataron de los brazos y una docena de médicos y enfermeras empezaron a moverse agitados y confundidos en torno a mi pequeña. Se la llevaron en una camilla a otra sala a donde yo no podía entrar y entonces me ganó el peso de mi cuerpo, caí al suelo incapaz de cargar conmigo misma y con ese dolor que me aplastaba, un sufrimiento tan grande que me estrangulaba el alma. Estaba ahí postrada en tierra cuando mi marido, un hombre como todos, aparentando sensatez y prudencia, me extendió su mano para que me levantara y me regañó por mi falta de cordura y esperanza.

Él confiaba en la medicina y hablaba de ella como lo hacen otros de Dios y por eso le molestaba mi actitud, pues yo lloraba inconsolable maldiciendo al destino.Mi hija fue aislada en una sala de terapia intensiva, un lugar blanco y limpio al que solo podíamos entrar las madres durante media hora al día. Ese momento las otras lo llenaban con oraciones y ruegos, persignaban el rostro de sus hijos, les recorrían el cuerpo con estampas y agua bendita, pedían a todo Dios que los dejara vivos. A mí solo me alcanzaba el aliento para acercarme a la cuna de mi niña y pedirle: “no te mueras”. Después lloraba y lloraba, inmóvil dejaba que mis lágrimas corrieran por mi rostro y me quedaba así hasta que las enfermeras me avisaban que ya la media hora había pasado.Salía y volvía a sentarme en las bancas que estaban cerca de la puerta, con la cabeza sobre mis piernas, sin hambre, sin voz, llena de soledad, ferviente y desesperada. En mi mente muchas preguntas me asaltaban. ¿Qué puedo yo hacer? ¿Por qué tiene que vivir mi hija? ¿Qué le puedo ofrecer a su cuerpecito lleno de agujas y sondas para que le interese quedarse en este mundo? ¿Qué puedo decirle para convencerla de que vale la pena hacer el esfuerzo en vez de morirse?

En la mañana, sin saber por qué razón, iluminada por los fantasmas de mi corazón, me acerqué a mi pequeña y empecé a contarle las historias de sus antepasadas. Quiénes fueron, qué mujeres tejieron sus vidas con qué hombres, mucho antes de que ella habitara en mis entrañas. Le conté de qué estaban hechas, cuántos trabajos habían pasado, qué penas y alegrías tenía ella como herencia. Quiénes sembraron con arrojo y fantasías la vida que ella debía prolongar. Fue mucho el tiempo que pasé recordando, imaginando, inventando. Le hablé a mi hija al oído cada minuto de cada hora disponible y por fin, un jueves por la tarde, yo estaba contándole sin tregua alguna historia, cuando vi su rostro iluminado por sus ojos grandes de luna, mirándome ávida y desafiante, como sería el resto de su larga existencia. Mi marido agradeció a todos los médicos y ellos dieron gracias a los adelantos de la ciencia; yo simplemente abracé a mi ángel y salí del hospital sin decir una palabra.

Sólo yo sabía realmente a quiénes agradecer por la vida de mi niña, y siempre supe que ninguna ciencia era tan poderosa como la que estaba escondida en los ásperos y sutiles hallazgos de otras mujeres con los ojos grandes.

(Adaptación del último cuento del libro “Mujeres de ojos grandes” de Angeles Mastretta)

Ana Maria fue diagnosticada de epilepsia occipital benigna en julio de 2006. En diciembre de 2007 sufrió una grave crisis y debido a una sobredosis en los medicamentos que recibió en la sala de urgencias estuvo "dormida" por dos días. Después de esto nos opusimos al tratamiento tradicional con neurodepresores y desde entonces sigue un tratamiento homeopático. Ella no ha vuelto a tener ningún episodio de epilepsia hasta el día de hoy.

sábado, 9 de mayo de 2009

La misión de ser Madre



La vida me dio una segunda oportunidad y soy madre. Extraño el hijo que solo tuve en mi regazo por unos minutos, ya sin vida. Extraño su mirada aunque nunca abrió sus ojos para mirarme. Extraño la sonrisa que se alcanzaba a dibujar en su angelical rostro. Extraño la pequeñez de su cuerpo que, dejando el mío vacío, tomó su rumbo propio. Sin embargo, cada que vez que veo a mi pequeña, a Ana María, soy feliz. En mi corazón hay una nostalgia por un hijo, pero la más grande alegría por mi hija y un sentimiento logra compensar el otro. Ana María transformó mis noches de llanto en noches de esperanza, los amaneceres de angustia en la brillante y cálida salida del sol. Ella me conecta con el amor que siento por otros seres maravillosos, que también son mis hijos, mis hijos del alma, Juan, Paula y Felipe, que aunque están lejos de mí, los llevo en cada momento de mi vida en mi corazón, en mis pensamientos, en mi alma.

Los hijos nos llegan como un préstamo que nos permite pagar todo lo pendiente en nuestras vidas, y que se debe administrar sabiamente para que un día ya no dependan de nosotros. Los hijos son ese despertar a nuevos mundos, a nuevas formas de ver la vida, a través de su mirada. A veces estamos en puntos diferentes frente a algunas situaciones, pero lo interesante está en conciliar nuestras diferencias y llegar a acuerdos, para poder enseñarles tolerancia y confianza en sí mismos y en los demás, aunque sea difícil de hacer en estos días.

Ser madre es poder crecer como ser humano al lado de los hijos, aprendiendo algo nuevo cada día, brindándoles nuestro saber y nuestra comprensión y sirviendo como mediadores entre nuestro mundo y el que nos rodea para que llegado el momento, puedan ser personas felices y de bien. Es difícil ser madre en una sociedad que ha cambiado su escala de valores, pero con suerte se puede todavía partir del principio que enseñando con amor el aprendizaje es más efectivo, más constructivo y más positivo.

Madres: Amen a sus hijos. Es lo único que les queda a ellos y a nosotras. El amor. Queda a pesar de los problemas, de las dificultades, aun a pesar de la muerte. El amor es poderoso, sana las heridas, produce alegría, genera seguridad, mejora la actitud frente a la vida. El amor es todo. Amemos a nuestros pequeños, a nuestros grandes. Amemos al que se fue y al que nos olvidó. Amemos al que está en problemas tanto como al que triunfa: ambos son fruto de nuestro trabajo.


¡Feliz día de las madres a todas!